lunes, 26 de diciembre de 2016

Siento la punzada...¡y me avergüenzo!


* La semana anterior estuve internado por una prótesis de rodilla que como acto médico fue al momento exitoso. En la Sala tuve un contacto mas directo y vivencial con tantos dolores del prójimo que arredan la sensibilidad. Pero ¡ no eran míos! Tampoco eran "mías" las imágenes que el aparato de televisión de la confortable Clínica me ofrecìa para acortar mis horas sedentarias. A cada rato los Informativos del mundo pasaban las tragedias y penurias de los Niños de Alepo, en Siria, mezclados con los goles de Suárez o de Cavani. Se me hace difícil pensar cómo se pueden atar en simultaneidad tales dimensiones tan, pero tan extremas...
La ley esencial de la Humanidad ,dicen, es la búsqueda de la felicidad y ...uno de los aúreos caminos para tomar su ruta de permisible accesibilidad es el dolor, que así también lo dicen ciertas filosofías y religiones. Por ejemplo, Jesús hombre -no Dios, que incluso el Padre lo abandonó en el momento crucial- murió torturado y por ello salvo,y luego resurrecto.
Hay dolores. Los del cuerpo aquí y los del alma allá..En sumatoria de extremo paroxismo, están incluso adjuntos los del cuerpo y los del alma en tristisimos escenarios de la maldad intrínseca de la especie en auto aniquilarse a si misma.Pero aparecen graduados por una intensidad que aun no sé si depende ella del ánimo estoico de cada cual ó de la presión físico somática del mal que nos señale con sus heridas ,sanguinolentas, ó solo estresantes.
Yo con mi rodilla operada tengo dolor.Mas bien es un dolorcito por ahora domesticable. Cuando flaqueo...¡Me avergüenzo! Es que el auténtico dolor está en Alepo.El verdadero..En esa madre que perdió a su niño y éste antes a su pierna que voló horrísona por culpa de metrallas asesinas ordenadas a miles y miles de kilómetros de distancia desde un mullido sillón dictatorial..

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