viernes, 22 de enero de 2016

Suprema Corte de Justicia y Ministerio de Interior actùan mal por no pensar bien...

Ministerio de Interior y Suprema Corte de Justicia serìa bueno que repasaran la "Lógica Viva " del Dr. Carlos Vaz Ferreira, como conducta de previsión para eludir errores y sofismas en sus gestiones.
*En la agenda policial de estos dìas toma cuerpo el entredicho suscitado entre el Ministerio del Interior y la Suprema Corte de Justicia respecto a:
A) El HECHO delicuencial del asalto a la Sucursal del BROU en La Paz con dos intervinientes a cara descubierta.
B) La iNTERPRETACIÓN opuesta de si la Policía debía o no pedir autorización a la Justicia para difundir -dentro de la estrategia de combatir el delito (robo,etc)- los rostros de los asaltantes captados en las Cámaras de Seguridad.
La Policía dice que debe contar con permiso judicial; el máximo órgano jurisdiccional dice que no. La Policía aguarda la autorizaciòn y la Corte no la tramita materialmente pues entiende que no es necesario.
* Mientras los dos órganos estatales discuten y salen públicamente con declaraciones, se pierde un tiempo precioso en demérito del adelanto de las investigaciones.
-Aquí ocurre un sofisma, paralogismo, gazapo, chambonada, que Vaz Ferreira denominó "Cuestiones de Hechos y Cuestiones de Palabras". Están mal discutiendo por pensar mal. Están de acuerdo en el hecho:hay un delito.Pero no se ponen en sintonìa sobre las palabras que se emplean al discutir (según la documentaciòn del contencioso que se ha difundido).¿Se  trata de un acto de "participación" delicitiva o de "imputación" ? y se acaloran.
*¡Bueno ! Póngase de acuerdo sobre el valor que les asignan a las palabras normativizadas! Es que sobre el hecho punible están de acuerdo!!!....y no pierdan el tiempo concedido a los ladrones para que se alcen y sigan su serie de afanes.(¡Y re lean a Carlos Vaz Ferreira...¡ sobre todo esta partecita de su "Lógica Viva":


.- " Dos personas que habían sostenido una discusión me pidieron opinión: Si un grabador es o no un artista. Uno decía que los verdaderos artistas son los literatos, los músicos, los pintores, los escultores; la función del grabador es demasiado subalterna, demasiado inferior, el grabador no es verdaderamente un artista. Respondía el otro: reconozco, sin duda, que el arte del grabador no es tan difícil ni elevado como la pintura o la música, pero es también un arte: participa de los mismos caracteres de los otros, aunque, si se quiere, en menor grado, etc. Por aquí la discusión.”
“Ahora bien – continúa Vaz- para analizar estas cuestiones y saber si son de hecho o de palabras, nosotros debemos hacer lo siguiente: preguntarnos si los que discuten admiten o no los mismos hechos.”
“Por ejemplo: el que sostiene que el grabador es artista y el que no es artista: difieren lo que hace el grabador? Indudablemente, no. Los dos admiten lo mismo sobre cómo trabaja el grabador, sobre qué hace y cómo lo hace: totalmente lo mismo. Y ni siquiera discrepan (supongámoslo) sobre el mérito que hay en hacerlo. ¿En qué difieren? En saber si al que hace eso, se le debe llamar o no llamar “artista”. Esto dependerá de la significación que se le dé a la palabra artista; es una cuestión de palabras: puramente de palabras”.



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