domingo, 7 de agosto de 2011

Observé la Medianoche en París.


Owen Wilson

Afiche
Fui al cine para ver la más plácida pelicula de Woddy Allen en mi flaca experiencia de irregular observador aficionado al cine.¡Me encantó su "Medianoche en Paris"!
El realismo mágico llevado con mano maestra hizo creíble lo increíble. Una sugerencia: sí vas, amig@ mí@, te sugiero que repases brevemente la historia del arte en Occidente y algo de los períodos que van desde el Renacimiento a los Post Primera Guerra Mundial para que no te canses demasiado en el aprestamiento de tu avant première. Una señora cecana a mi asiento fue desprevendida de esta advertencia ...y se durmió.Sus ronquidos no me afectaron demasiado porque yo estaba embelesado, sobre todo cuando las escenas tenían timing nocturnal...aunque París ¡bien que vale un misa a cualquier hora!
Woody Allen se empeñó en demostranos que "todo tiempo pasado fue mejor" pero, pese a su aparente carácter refractario, es norteamericano, y en el final concluye ¡qué no hay mejor época que la de uno!
Mientras hacía cola para ingresar anoté el cartel afiche promocional de la pelicula nacional sobre Artigas. Menos mal que desde el cine se le sacó el absurdo nombre académico al supremo hecho heroico de la saga artiguista.Se le llama como lo llamaron los paisanos de verdad en su protagonismo real:¡ La redota! Lamento que un mercedario -Clemente Fregeiro- lo haya bautizado éxodo y que los formadores de imagen incorporaron la mención a la iconoclastesía mitológica. Fue una redota, de derrotero, camino, rumbo o, si mejor quieren, un derrota, como lo fue el pasaje del prócer por su ensueño republicano, educacional y federal.

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