Las Cúpulas de 18 de Julio entre Cuareim y Yi .
El Montevideo finesecular del S.XIX con los comienzos del XX las utlizó con buen gusto y funcionalidad.
Demostraban además la pujanza de una sociedad de creciente desarrollo urbano macrocefálico, gestado desde el interior pecuario y aldeano, cuasi feudal, y el cosmopolitismo citadino que genera un gran puerto bahiano.
Era Montevideo quizás la ciudad latinoamericana menos exótica con respecto a sus hermanas continentales . Bullía en su espiritu todo el europeísmo etnocéntrico.
Ayer pasé en caminata salutífera por la Avda. 18 de Julo, y en el sector que interseccionan las calle Yi y Cuareim divisé y luego reparé con curiosa atención en algunas cúpulas, o "tazas", que ese es el origen del nombre del recurso de techar una superficie cuadrada ,eliptica o poligonal, mediante el perfil de arcos sostén.
Hoy han perdido significación ante torres de multipisos que se elevan las que simplifican en rectas duras con el rectorado del hormigon armado y los vanos con marcos de aluminio y ampulosos vidriados, todo su recorrido hacia el cielo, al que rascan.
Muchas cúpulas han caido junto a sus edificios -total o parcialmente- para dejar lugar a nuevos estilos constructivos.Quedan ellas como caducos testimonios tan sorprendentes y chocantes en la hemiplejia que sus medianeras catastrales, recién levantadas relativamente, tan distintas, aportan al nuevo paisaje edilicio de la capital uruguaya el tono de la modernidad vertical.
Los bailarines nos parecen en su vivaz, coqueto,cuerpo a cuerpo, y por momentos barrocos giros coreográficos de gran armonía entre las figuras del hombre y de su compñera,autorizantes agentes para que podamos compararlos con las cúpulas, ya extinguiéndose, pero no por ello menos bellas que un corte, una quebrada y una lustrada tanguera sobre el pantalón del recio señorío del bailarín, dominante de su mina como una suerte de agraciado sostén de lo hermoso e inolvidable.
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