domingo, 11 de julio de 2010

Tiempo de Adviento.

Fue mártir de la Memphis abrileña, King, el bautista del clamor humanitario /
“-Si el mundo se fuera a desintegrar mañana, yo igual hoy plantaría mi manzano."/
Por aleve gravedad del drama del gran Luther, beso de la abuela añosa el relicario: /
‎-¿Y que será de los perales? pobres mentones de dulces sabores a la mano.

Augurio non tempore del Martín de los humildes, Apocalipsis de esperanzas /
Cuando el indicador asterisco nos traslade con santa prisa de brisa planetaria /
A caminos de renovados soles tributarios, novicias lunas de benditas romanzas /
Inédito itinerario de nacientes peregrinos que abrevarán en mega Casa hospitalaria.

Habrá azahares de frescas fragancias estivales con gajos de naranjas y limones /
Ninfas y efebos del mármol vivo en el festival de orquídeas y magnolias señoriales /
Desmemoriada furia, alquimia franciscana de pacífica sabana de rampantes leones /
que miles de vientres virginales deslizan torrentes de esas llorentes alegrías natales.

Himnos, odas y salmos elevan el diagrama perfecto de una polifonía diamantina /
En tanto se apaciguan las añejas probanzas, los pérfidos odios e insanos extravíos /
Es la última permuta de dioses perimidos con la naciente teogonía argentina /
Que purifica los espíritus con clara axiología, expulsora de la antigua en todos los navíos…

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