martes, 15 de junio de 2010

Miren que Son Lindas las Bicicleteadas ...como Feo el Nudista Cuerpo Humano.

En España se realizó lo que en el Uruguay llamamos una bicicleteada, pues los bi rodados han tomado en la península un grande auge por múltiples razones:
* la carestía de los servicios públicos del transporte colectivo;
* la educación ecologista desde que la bicicleta es un vehículo que no quema combustibles fósiles ,sólo anhídrido carbónico producto de la quema del oxigeno de sus motores humanos y algunas fragancias odoras desagradables lanzadas a la atmósfera que, en algunas casos, pueden tener el fétido potencial de agujerear la capa de ozono;
* el distanciamiento de lugares laborales de los barrios obreros o a la inversa ;
* las terapias médicas que exigen ejercitaciones físicas del tipo aeróbico, que se pueden combinar con anaeróbicas;
*la notoria baja del precio del vehículo, sea nuevo o en un remate;
* ciertas modas dominicales o de estación;
* campañas proselitistas en períodos preelectorales, tal las que exitosamente desarrolló pedaleando el actual presidente de nuestra república;
* el éxito en los podiums nacionales o internacionales de ciclistas genera efectos de arrastre popular en la afición por las “chivas” que permiten acceder a la ilusión  de alcanzar el rango de campeón.
....
En fin, podrán haber más causas de la popularización del noble móvil, más auto que los mal llamados automóviles pues es para una persona y lleva la propia energía que genera el movimiento incorporada en el usuario y no fuera de él, como en un Ford, Nissan o Peugeot.
Pero en España la reciente bicicleteada respondió a otro motivo sustentable de todas las razones precedentes. La culebrera, luenga,  alegre y multiciolor  caravana protestataria se manifestaba  en pos de que se instrumentalicen por los responsables del Tránsito Nacional o Municipal hispánico, disposiciones que den seguridades a los pedalistas, pisteros o ruteros, frente a conductores motorizados.
Por supuesto todo está relacionado a que en general no crecen las comprimidas superficies de circulación y, en tanto, aumentan los transportistas, sea en versiones a tracción a sangre, animal o humana, y a combustibles, aumentando los riesgos de accidentes donde indudablemente llevan la peor parte los que se movilizan en rodados menores y abiertos, sin carcasas ni cascos.

Día a día las crónicas policiales señalan sucesos confirmatorios de esta realidad urbana. Para colmo, en el caso particular de Montevideo, en calzadas muy concurridas se limitó el carril de la derecha sólo para el uso de omnibuses, obligando a las bicicletas a andar  por los trillos interiores ¡prácticamente regalados en índices de riesgos potenciales!

Los madrileños salieron entonces, masivamente, en una bicicleteada propagandística de sus propósitos profilácticos y cautelares con la técnica de la pedagogía del shock…y del show.¡Hacerse escuchar por los  los que tuvieran oidos y, más aún, hacia los de ojos abiertos...que  “cosas veredes Sancho”.Salieron machos y  machitos, hembras y hembritas, desnudos y sentaditos en sus minúsculos asientos, meta y meta pedal!

Pero queridos lectores y sin ánimo ofensivo hacia nadie: ¡Miren que es feo el cuerpo de los adanes y de las evas desvestido! Tan feo que hasta los más dotados de ciertos cánones de armonías, se tienen que hacer implantes de materiales sintéticos y plásticos para restaurar desequilibrios de la naturaleza, no  muy donosa con el ser humano en estética al haberle regalado el utilitarismo del cerebro y de la posicion bípeda y erecta. Hizo sí una buena máquina andrógina en su ingeniería relativa, no absoluta, pero deficitaria en belleza.
No en vano hubo que inventar urgentemente  la moda. El vestido corrige. Simultáneamente  se agregó la cosmética poniendo  orden en el caos. Y las proezas de peluqueros teñidores y extensionistas.Y cuando no hay más remedio que andar tal se vino al mundo, uno se encierra en ámbitos privados con estrictas medidas prontas de seguridad y precautorias, o apaga la luz, confiando en lo táctil para orientarse entre fealdades…que mejor  es no mirar para no asustarse.

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