viernes, 2 de abril de 2010

Los "Actos Fallidos" de la Vida Cotidiana, en lo Penal y en la Oratoria Política.


Desde nuestro humano interior cubrimos de privacidades nuestras cosas y nuestras pulsiones. Para advertir las pulsiones - tan ocultas que ni cuenta nos damos que nos dominan , aunque frecuentemente resultan muy visibles a la normalidad perceptiva de los otros-, existe la Psicología y sus diversas escuelas y, dentro de estas, corrientes varias que cada vez se apartan del tronco madre.
A veces se nos escapa de control un pensamiento secreto de autocensura muy bien guardado, pese a sus blindados camuflajes, mediante los denominadas "actos fallidos". De tal forma emitimos un juicio auténtico, veraz, que, conscientes o no, sabemos es sincero a nuestra conducta y creencias, y de repente se nos fugó reelaborado por un increíble juego de relaciones y enlaces cerebrales, perdido su mimetismo que regala una pista al prójimo. Queda así expuesta la convicción que falseábamos en lo que tan seriamente presentábamos como certera admonición.
- Compatriotas mi actitud siempre ha sido ante Uds. frontal y responsable, recitamos al informarle a los incautos que pretendemos asimilen nuestro cínico e hipócrita mensaje tergiversasdo.
Pero en verdad aproximamos tanto ciertas palabras sin pausas mínimas, en el caso que se expone a la ejemplarización sea la conjunción “y” la causa dolosa, y el asunto se escucha nítidamente como“irresponsable” (y no “responsable") auténtica emisión profunda aquel vocablo y no éste de lo que sentíamos como tal:
-Compatriotas mi actitud siempre ha sido ante Uds. frontal, irresponsable…
Hay miles y miles de ejemplos en la vida cotidiana, y muchos más complicada la mochila de todos los procesos que seguramente elabora la mente al dejarnos expuestos, quemados. El efecto distorsionante es el idéntico al detallado. Quedamos descubiertos como Adán y muy nerviosos cuando nos damos cuenta de la propia pisada del palito que nos hicimos.
En política durante estas últimas campañas abundaron los actos fallidos, obligando a los Jefe de Imagen a saltar desaforados con seudas y sesudas aclaraciones de ocasión, muy salutíferas de intenciones terapéuticas, a fabricar el rebobinaje y la retroalimentación del equívoco. Como están obsesionados los oradores por el rival, siempre el nombre o la imagen del contrincante escapa del brete en que se le tiene al pastoreo y a vivero .Desde la conciencia huyen en libertad tomando emisión de micrófono público justamente en la amplificación del Tribunal de las arengas.
He visto el rostro, la desazón, los tartamudeos, las tosesitas nerviosas de quienes caen en la tramposa y traicionera purga del inconsciente.
Cuando se es hábil, se repara sobre la marcha el traspié. Los mas sagaces, en general, aceleran y no dan tiempo a reacciones de sorpresa de la platea toman su error y lo reconvierten en un chiste, en humorada, acentuándola…y luego dan la patada correctora "para que aquí no haya pasado nada".
Hay una variedad de especimenes, con todo, que jamás cometen “actos fallidos” por el gran entrenamiento que han conseguido. Han apreciado además los déficits que conceden quienes aterrizaron antes en esa pista de gazapos que es el “acto fallido”.
Quienes ocultan, en tanto no ideas, sino cosas al interior de su anatomía son los delincuentes de adunas.
Para eso los aduaneros están utilizando escáneres en ciertos aeropuertos internacionales que descubren a las “mulas” o “mulos” que tratan de pasar bienes prohibidos en tráficos mórbidos, ocultos entre la ropa o entre las mucosas de los órganos con refugios cóncavos de la anatomía.
Se ha generado una polémica que por estos días está en climax desde que por un lado se procura combatir la criminalidad…al precio de violentar genéricamente la privacidad. La máquina exhibe el cuerpo desnudo del examinado.
Presumo que finalmente los usos y costumbres impondrán los escánares como algo natural.
Presumo que también, más allá de la "máquina de la verdad” y del “penthotal” , se encontrará un antídoto –ni imagino de cuál orden será su naturaleza operativa- contra los actuales ¡actos fallidos! de la mente.

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