jueves, 16 de abril de 2009

La Apostasía de Aguardar al "Último Ciclista" para Recién Apadrinar el "Año Nuevo" del Uruguay.

Blanes: El paisano decimonono vuelve al pago en la primavera-verano de cada año, dejando la "revolución" atrás o pendiente. En el verano se debe trabajar la tierra santa. Sagrado mandato.
Dalí:"La Persistencia de la Memoria"...tiempo negado por algunos pocos uruguayos que les parece chorrea tal dimensión cósmica en la nada de la frivolidad, sin reconocer el esfuerzo ajeno y permanente de quienes la utilizan con responsabilidad social.


Se ha puesto de moda en ciertos “formadores de opinión”, jugando a ser graciosos y falsamente sentenciosos, decir que con la llegada abrileña del “último ciclista en la Vuelta”, recién comienza en verdad a funcionar el Uruguay . Se habrían concedido por gracia no se sabe de quién -según estos asertos estrafalarios- cuatro meses y medio de vagancias a partir del comienzo de las fiestas trradicionales de cada anualidad,allá, por las idus de cada diciembre.
Se trata de una típica manifestación excéntrica, fuera del eje, afín a diarios y emisoras de visión montevideana ydesvariada,bastante típicas en ciertas colectividades de tono metropolitano.
En el Interior profundo -que por las dudas es parte constituyente también del Uruguay- todo el verano es laboral para los denominados cultivos de invierno ( trigo) que cierran el período con su siega o cosecha y prosiguen, simultánea e inmediatamente, la preparación de las sementeras para los de verano (maíz).Ello desata ciclos económicos ricamente subsidiarios en las ciudades y localidades menores, las que perviven mediante estas actividades laborales de orden mecánico-tallerista, etc. En una palabra, durante el estío -medio año antes de que llegue a Montevideo "el último ciclista de la Vuelta” en el traumado camión de los rezagados- se "elabora" el tan simbólico como real y concreto "pan” del país, el que todos luego comen, transforman y exportan en la capital. Fenómeno productivo de siempre. Tal es así que al paisanaje en marzo -cuando marzo era un verdadero marzo otoñal, no como ahora que por confuso cambio climático pasó a ser "sensación térmica" real y veraniega- le daba por jugar a las "revoluciones" de lanza, sable, fusilamientos, degüellos, peleando blancos y colorados religiosamente sólo hasta setiembre, salvo alguna aislada excepción. En la primavera había que volver a los pagos a trabajar la tierra amiga en paz. No es casualidad. Véase la cronología de períodos bélicos y las paces consiguientes. Surge de ello que en el verano sólo se combate contra las pestes, se cosecha, se planta, se esquila, etc. Aparicio, por ejemplo, en el 97 largó en marzo, fecha de Tres Árboles; y herido fue en 1904 en la batalla final de Masoller el 1º. de setiembre. No sigan insistiendo, pesados, con el "último ciclista" que en abril y desde hace meses laboran febriles la hermana ¡Minas de Chalar! y mi Mercedes divina.

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