viernes, 3 de abril de 2009

Charadas Semióticas Electoralistas.


Me propuse hacer -de vez en cuando- personales análisis semióticos de la eslogánica cartelería publicista de nuestros tiempos electorales con respecto a las mensajerías de los principales candidatos a ocupar el actual sitio del Dr.Tabaré Vázquez del Frente Amplio. Comencé con el Sr.José Mujica y su cartel cimero en la esquina noreste de 18 de Julio y Carlos Roxlo en Montevideo, ya publicado.
Uno solo de los aspirantes presidenciales en danza de votos, llegará obviamente al Palacio Ejecutivo. Muy pronto su edificio actual se mudará nuevamente al centro capitalino, mirando desde atrás la figura ecuestre de José Artigas en Plaza Independencia.
Los perdedores de la contienda quedarán quizás magullados por una lucha de captación de conciencias que está siendo recia y dura, lo suficiente para que al final queden eventualmente traumatizados por estresantes fatigas físicas e intelectuales privados del consuelo de la victoria. Los derrotados, como compensación , de repente, llegarán al ambicionado actual local de la Presidencia de la República. Se encontrarán que ha sido denominado desde ayer Hospital Libertad, reconvertido nuevo nombre para su inminente uso terapeútico en simultaneidad hacia el más inmediato futuro..
Al Edificio Libertad, construido por la dictadura con intenciones de Ministerio de Defensa Nacional, la democracia le dio destino de sede presidencial.
Dejará la zona de Bulevard Artigas y Luis Alberto de Herrera de ser el eje de tan distinguida función política, visible desde lejos por una rotonda central con la monstruosa horqueta cornúpeta, una suerte de obelisco que experimentó un extraño fenómeno de mitosis dividiéndose en dos rígidas eyecciones de despegue hormigonal y paralelo, remontando hacia las alturas de la nada.
Hoy le toca el turno al Dr.Luis Alberto Lacalle y sus leyendas proselitistas. Utiliza el logotipo característico de su apellido, sin su foto, y mediante un globito típico de las historietas animadas, expone el mensaje... que seguramente en dinámica semiótica irá variando al compás del juego que impongan las circunstancias tan cambiantes de la política. Ahora se lee lo siguiente:
-“Castigar a la Clase Media no es Justicia Social”.

Se busca evidentemente captar ese dinámico sector de la estratificación social del Uruguay que recibió el impacto del ajuste fiscal con el denominado impuesto a la renta de las personas físicas, el IRPF.
La clase media no obstante no es el mayor sector en caudal electoral. La suma de los extremos de pobreza y de riqueza son más.
Se destaca tácitamente en el cartel lacalliano de QKI que no hay “Justicia Social” pues se ha “castigado” a la anunciada clase media para favorecer, se supone por el silencio del texto, a las otras dos del modelo demográfico nacional.
El problema radica que coquetear con la “clase media” puede despertar suspicacias en las clases altas las que, justamente, no pagan en general el IRPF, porque los depósitos bancarios especulativos de gente que posee alta capacidad de ahorro y de maniobrar financieramente- sin depender de sueldos ni jubilaciones como los “medianos- NO fueron tocados por el constructo fiscal. Ni la propia clase política electa lo paga pues hubo una estrategia de birlibirloque para eludirlo con “ingeniosos” sistemas de triangulación. (“Vos hacés como que lo pagás y yo te lo devuelvo con un Coordinador sectorial”).
Seguramente que en un próximo “globito de historieta” , el Equipo de Lacalle deberá decir algo, directa o indirectamente, para calmar las aprensiones de los pudientes sobre si les alcanzará el IRPF, el que se prometió derogar solo gradualmente y no anularlo definitivamente en tiempo mínimo. ¿Quién lo pagará?
El pobrerío, en tanto, estará presto a escuchar si habrá confirmaciones de mantenimiento del asistencialismo barato de filantropías decadentes, o si se impondrá una cultura del trabajo productivo, cuestión de que las enojadas clases medias no sigan siendo el sostén de “equidades” y “emergencias” de los menesterosos.

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