jueves, 7 de agosto de 2008

Si no se ubica con precisión la razón del mal, de nada sirven balas de artificio para contenerlo.

Primera Policía Montada del Uruguay al estilo estético del Canadá en este país sudamericano, revistando sus milicias, cabalgando con Martín y a los sones de "Bésame Mucho". Fijó estrategias la Sra Tourné: ¡Cuidado con la "Tolerancia Cero" que traerá funestos males!
En sendos día anteriores, enterraron a comerciantes baleados.No hubo para ellos ni tolerancia ni misericordia por las balas asesinas.


Yo busco a mi agresor, como todos según el empleo de estrategias que consideremos en lo personal más aptas, y trato de combatirlo si arremete y dejo de lado tregua o pasividad. Pero para combatirlo hay primero que localizarlo.Saber quién es.
Es mi enemiga la presión arterial: Observo dieta, tomo diariamente un RAS u otro medicamento similar, y todo el vademécum que me indique el médico . Si anda por ahí el estafilococos dorado, que sea mi respuesta mediante el antibiótico adecuado.De lo contrario no sirve la terapia. Se mata de risa el bicho malo.Hice buena disciplina farmacológica y ya está! Le gané y se fue a molestar a otro organismo.Si pierdo, seré yo el destinado al Cementerio de Mercedes con los pies juntos y hacia delante o, en caso de misericordia, al más cercano Hospital “Dr.Zoilo Chelle”.

Aquí en el país, la inseguridad es un adversario. El mal está localizado. No le dan con el remedio. Pero la falta de soluciones por ausencias correctivas, ha provocado otra patología. Buscándose, hasta con cierta ingenuidad, quién aceita o cataliza los capítulos de la criminología, se fertiliza y agiganta el fenotipo de la inseguridad.Incluso se profetiza: Contra la delincuencia nada de tolerancia cero que acarreará funestos males.¿Ya no existen los funestos males? ¿ La Ley admite la benignidad de la tolerancia en sus textos o por el contrario impera y coacciona para que se le cumpla al pie de la letra?
Es entonces que ahora sí que ya no se puede localizar ese nuevo mal adventicio del inicial que termina tapando o desviando atenciones sobre lo principal, proporcionando debates insalubres y fofos.
Desde el gobierno culpan en cuota parte a la prensa por ser la responsable animadora de conductas perversas con sus diseños de redacción, escritos y gráficos.¡Qué felicidad! ¡Encontramos “la penicilina”! Ataquen las nalgas de diarios y televisoras y todos quedaremos contentos, dicen los políticos del gobierno.Habremos vencido al "enemigo".
Pero ¿quién dijo que la prensa es la mayor impulsora de reacciones en cadena, provocativas de consecuencias en las actuales patologías sociales? ¿Influirá tanto en la animación de sensaciones colectivas? ¿Quién lo ha comprobado? ¿No estaremos manejando burdos empirismos? La Prensa llama la atención a los devotos de los bailarines de caño, por los rankigs de cumbias villeras, por si se quedan en el Uruguay el Chengue o Charly Good, los horóscopos que proceden de la época del rey Hammurabi o el rey Gudea de Lagash, el Gallito vendedor y hasta los mellizos de Angelina. Luego,poco más.
Sin ella ganó el NO del 80.¿Recuerdan? A tres bocinazos por las calles de Montevideo para identificar adhesiones que se reproducían en mitosis supernumerarias.
Yo me atrevo a lanzar mi hipótesis y la regalo a quien tenga, primero, esquivo interés en darme pelota ( lo dudo), luego plantearse la tarea de investigación que elabore conclusiones que confirmen o desacrediten el aserto.
Creo que mucho más poderosa epidemiológicamente que la prensa en la calentura social que padecemos, es el “cara a cara” ( el “tête a tête francés) de los conciudadanos vejados día a día , reiteradamente por asaltos, agresiones, cohechos, dolores irreparables por la pérdida de seres queridos, violaciones y todo el código y hasta el brácigo penal que recepcionan a su martirizada cotidianeidad. Cada vez son más los afrentados. Se produce una sinapsis que replica la información cargada de desasosiego, rabia e impotencia en cadena de recoincidencias que aumentan por crecimiento exponencial. No se necesitan los diarios, ni las cámaras para que ello se produzca. Ayudan. Avivan el foco ígneo, pero no desataron la piromanía.
Ya ni la amazona a caballo, policía montada estilo Canadá, causa irritación con sus equinocios, sino más bien lástima, cabalgando sobre la historia de un desencanto anunciado: muy poco fue difundida la aparcería al ritmo del “Bésame Mucho”. Lo que sí parece inaudito son ciertos protocolos festivos dedicados a tararear musiquillas comediantes y, otros, a enterrar a sus muertos en el culto de la tragedia. ¡Qué polarización abrumadora! Toques de bolero aquí , y toques a la funerala acullá. Felices aquellos con simulacros de caras adustas; lacrimógenos estos. Claro, solo se interesaron desde el ajenizado Poder Legislativo blanquillos y coloradillos con asociada profusión informativa de prensa reclamando explicaciones sosas.¿Para qué?... que nada pueden hacer frente al pródigo jardín tricolorillo , soberbio e ineficaz, como que fuese solo de orquídeas tropicales plantadas en suelo antártico.

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