martes, 8 de julio de 2008

El Meme de la Radiación Energética.


Esquema de un reactor nuclear en el proceso de fisión, refrigerado por agua presurizada.


El “meme”es una mínima unidad cultural de una creencia equis, que "parasita" el cerebro y luego se replica en otros con fidelidad, potencialmente capacitado para transformarse en epidemia bio-cultural al atrapar a toda una sociedad, determinando conductas, caso de los “dictados” de la moda o ese famoso impulsor del cholulismo criollo refraneado en “¿ adónde vas Vicente?Al ruido de la gente!”. Buena parte de los medios de comunicación amplifican los memes, jugando a ser Goebbels. Repiten, repiten y repiten el mensaje. La gente imita lo que ve, lee y escucha y la pandemia se extiende globaliza-da...con caravanitas los varones en el pabellón de la oreja y libando vino las mujeres en...la rambla de Mercedes y en tantos otros lugares que recordar no quiero. Al meme no le importa lo del sexo ni las antes longevas pero ahora decadentes identificaciones de género pues es neutro ideológicamente. Sólo pretende encontrar un húesped para residir. Si el alcohol hace estragos y los enviciados mueren prematuramente, el meme no tiene remordimientos que consiguió lo querido: se reprodujo en otros seres y seguirá existiendo su descendencia , dejando tras de si un vía crucis de tumbas.Claro, hay especialistas en ingenierías de crear nuevos memes, en configurarlos, como por ejemplo mediante ciertos festivales juveniles masivos que, por alguien fueron ideados, no precisamente por el Chapulín Colorado, y aún fomentados por ingenuos que creían que educaban a la juventud, o por vivillos asociados que podían vender con mayores ganancias y lucros sus productos para llenar bolsillos particulares.
Un meme, entre otros, tiene en nuestro país un caso legislativo paradigmático, el artículo 27 de la Ley Nº 16832 de 17 de junio de 1997, la que prohíbe el uso de energía de origen nuclear en el territorio nacional.El meme cultural que “enfermó” entonces a los senadores y diputados legislantes, se inició por el arraigado temor singular o particular de alguien o de algunos, no necesariamente legisladores, a la fisión-fusión del átomo; luego se fecundó en los genes y en el sistema nervioso central y captó a muchos , incluidos a los políticos que sancionaron la Ley, tomando prestadas como fundamento del aserto las hipotéticas explicaciones del etólogo inglés Richard Dawkins en su pre ciencia, denominada memética y autor del fantástico libro "El Gen Egoísta". Ahora, que aparece un nuevo temor -que colapsen nuestras provisiones energéticas convencionales- comienza a funcionar otro meme "por selección natural y adaptación al medio" , dijera Darwin: Encontrar formas sucedáneas y alternativas para mover máquinas y vehículos, siendo todas aquellas el imprescindible escenario que fornica la gestación memética. Se trata de amoríos secretos entre la Biología (vida engendrada por acción exclusiva de la Naturaleza) y la Cultura ( lo que la humanidad crea material y espiritualmente ) con efectos que se creyeron en principio de esencia literaria metafórica, aunque en nuestros días ganando terreno estar frente a una forma modular,real y concreta de interpretar la Historia desde el punto de vista bio-cultural. Investigánse también lejanísimas fórmulas matemáticas que den sustento a su probabilismo y posibilismo. ¿Cúantas infinitas variables da multiplicar genes y sinapsis neuronales internas más contextos socio-psicológicos externos para determinar el elam de un gen, preocupado solo, egoístamente, por sobrevivir, utilizando la máquina humana como utilitario transporte gratuito, pero sin importarle otra cosa que usarlo de hogar de perpetuación, generación tras generación, hasta que su longevidad mute en otro gen?
En eso se está.
El Presidente Vázquez ordenó - muy sagaz y acertadamente- el comienzo de un debate en circuito cerrado a nivel de ponentes institucionales, pero con conocimiento público la información, tal lo leemos en “La República” de Montevideo de la fecha.
Muchas veces se teme lo que se ignora.
Me llamó en tanto la atención que, dentro de la Comisión que estudiará el tema nuclear en el país, solo figuren pues entidades oficiales nacionales y no una privada que ha manifestado notorias preocupaciones sobre materia tecno científica, tal la que nos ocupa. Se trata de la SUPCYT (Sociedad Uruguaya para el Progreso de la Ciencia y la Tecnología).
Oportunamente el Sen. Sergio Abreu indicó que hay que derogar el artículo 27 de la Ley pues en verdad no se le cumple desde que nos abastecemos de energía brasileña y argentina de procedencia nuclear; y además en la medicina lugareña también se la emplea en terapias oncológicas.Trampas al solitario.
No obstante, si el debate dictamina, sugiere, aconseja, y todos los adjetivos de parecido contexto que marquen incertidumbres propicias a riesgos, anular el artículo 27 , no se abrirían a paso veloz y perentorio los usos amplios y heterogéneos de la energía radiactiva. En abundancia cuantitativa sería imposible antes de que arriben las conclusiones académicas y las consecuencias materiales del debate del radiante padrinazgo presidencial.
Instalar un reactor es cosa seria ¡y muy cara! que exige responsabilidades máximas al igual que sus “efectos colaterales”, por emplear un término de la estratagema de lo denominado hoy por hoy“políticamente correcto”,meme novísimo.

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