martes, 27 de noviembre de 2007

Noviazgos y Matrimonios (2)

(Viene del No.1 )
-"El ramo para mi"...

..."el anillo para nos "...


Muy lenta-mente la forma inicial y organizacional del poder-horda,clan,tribus- transitó en aras de la complejidad de las relaciones grupales e intergrupales, hacia una estructura social imperativa y coactiva que llamaríamos muy, pero muy exageradamente, Estado. Sus apariencias más simples se dieron también a finales del neolítico en torno a la concentración en alguien, grupo o individuo, del mando.
El hombre varón, más fuerte para cazar y para defender la tierra, no quiere complicaciones agregadas con la protección de varias mujeres y, menos aún, entrar en líos de repartos entre tantos hijos…que de repente alguno ni le pertenece sanguíneamente.
Es más fácil y confiable tener una mujer y asegurarse así que la progenie probada heredará lo suyo.
La monogamia aparecía de tal manera impuesta por las circunstancias y conveniencias. Con añadidura de cierta lógica, el advenimiento de esta novación. La moral, la religión y las leyes, chinchorros gregarios detrás, castigarán con más rigor en una que otras sociedades, el adulterio y la biagamia, incluidos ”hasta los que adulteren con el pensamiento y el corazón”.Claro que el hombre, polígamo por naturaleza desde sus ancestros de cazador de animales y de mujeres, no podrá con facilidad someterse al absolutismo de la prohibición, salvo que aquellas convicciones hayan prendido fuerte ante el temor de la imposición del castigo religioso, real o espiritual, y amansaran sus ímpetus.Los hombres son involuntarios monógamos al no poder ser polígamos y sustentar saludablemente a varias personas o queridas.(¿No es acaso el secreto del éxito de tantos temas musicales que tienen como sacerdotes máximos al dúo Pimpinela, a Mocedades etc., etc. haciendo la apología de la poligamia y de las infieles tristezas cornúpetas?)
-Vestigios Actuales de Matrimonios Antiguos-
Nada nuevo bajo el sol. El matrimonio no escapa a esta regla áurea de los tiempos históricos.
Una de sus primeras formas - en que el amor tal lo concebimos actualmente no existiría, sino que vendría después por consumación de la vida en común- consistía en raptar a la futura esposa. Se empleaba la fuerza , la complicidad y ayuda de amigos, co responsables del robo.Desde las “sabinas” capturadas por los "romanos" de los pantanos del Tíber, hacia atrás y hacia delante, los ejemplos abundan en cualquier cronicario matrimonial.
Hoy decimos que casarse es “desposarse”, o sea despojarse.¿¡Y cúal es la diferencia entre “casar” y “cazar”!? Apenas una letra de similar sonido, sin firme alcance semántico en la sugerencia del verbo.
La “luna de miel” recuerda el período en que los “novios” se mantenían escondidos esperando que los perseguidores se resignaran olvidando el “drama” y el revuelo que inicialmente provocó.
La costumbre del novio de levantar a la novia para atravesar el umbral de la puerta no es más que una expresión de fuerza, virtud imprescindible a cualquier buen raptor que se precie de su clandestina sagacidad
¿Quiénes son los testigos o padrinos de la boda? Las almas gemelas y solidarias de aquellos secuaces que acompañaron al novio para la acción de cacería a la tribu lejana , ocasión en que había que actuar furtivamente. (¿ No será por eso que la imaginación llama hoy “pata ‘e bolsa”al silencioso profanador de hogares comprometidos?)
Antes de ir a asaltar, el novio y sus amigos diagramaban la estrategia en una cena compartida. Allí surgió, proyectándose por el cauce de los tiempos, la "despedida de soltero”, siempre festejada con el estómago y las correspondientes libaciones que aumentaban el coraje de los asaltantes sin patente.
Otra forma de matrimonio -que quizás haya sustituido al rapto- fue la compra y venta. Todavía no existían las agencias matrimoniales, ni “consultorios sentimentales” de prensa , ni revistas gancheras y audiciones radiales color rosa. A no desesperar , llegarían….y llegaron!.
El rapto tenía sus riesgos y era mejor entablar negociaciones entre las familias de la novia y la del aspirante. La novia era una mercadería puesta en el mercado, aún antes de nacer o ya siendo una tierna bebita. Si llegaba casta, pura y virgen, algunos pueblos cotizaban mejor el producto. Aunque otros desfloraban antes del matrimonio, acción reservada a familiares o amigos del novio y, en general, al señor feudal del lugar, privilegiado de “la primera noche”. Sobre gustos, hay muchos escritos…
Los pueblos civilizados no compran más. Aunque quedan resabios parecidos que son las herencias, los regalos de boda, o la dote que el padre obsequia. No obstante en forma quizás indirecta y hasta inconciente, se crean hábitos sociales y estrategias de acercamiento entre parejas, promocionados por los futuros consuegros para que el virtual matrimonio sea un buen negocio mutuo, además de una sagrada alianza fundada en los lazos del amor. Que enviar a los pretendientes preseleccionados a los mismos clubes, centros de enseñanza, viajes vacacionales, etc. La prolífica escritora Corín Tellado encontró la veta de su fortuna haciendo triunfar siempre el “amor” sobre la “compra”.
-Costumbres del Hoy, Ayer-
Al ingresar hacia el altar, las parejas suelen estar precedidas por niños que portan anillos. El anillo es un viejo símbolo de alianza y de compromiso. De atadura. Siempre fueron de metal, también de cabellos, todo para indicar la identificación física y espiritual del matrimonio.
Los niños representan y presagian la fecundidad y la fertilidad.
El ramo de flores que la novia arroja –muy universalizados los azahares- intenta con relativo éxito moderno sustituir ahora a las ligas de las medias de la novia sorteadas en calurosas piñatas. Tener la liga provocaba situaciones muy enojosas cuando los amigos iban en busca del íntimo trofeo, alterando la nerviosa expectativa del novio, testigo con aprensiones de tantas manitas profanadoras de zonas habitualmente eróticas que creyó dominio primario y absoluto de su estirpe de conquistador español en tierra de indios. En tanto, dulcemente, quien se quede con el pacífico ramo ikebana, se casará antes que los demás. Premio consuelo, no más…y no siempre probable el azaroso pronóstico.
El blanco del vestido es también una manifestación de pureza. Contrasta con el negro del traje del novio…
Habría para más, pero llama mi señora para que cambie pañales. Adiós!

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