domingo, 11 de noviembre de 2007

Cadencias y Asimetrías del Fútbol con la Vida.

Schiaffino: Prodigio colectivo




Ghiggia: la inspiración personal






El fútbol es una visión simplificada de las complejidades de la Vida. Y si hay de todo en la viña del Señor, ese todo posee referencia simétrica, solo que a escala menor, con el universo del balompié, instalado en primera fila para observar comparaciones.
Conozco abnegados cultores, pícaros, cobardes y oportunistas de pantalón cortito, o trajeados con corbata italiana en el ejercicio actoral del impar drama de dos actos a noventa minutos.
Toda la fauna humana está presente en el mostrador de un campeonato si el estudioso tiene la pretensión de radiografiarla. Honorato de Balzac debió ser un buen aficionado cuando escribió su Comedia Humana, si entonces existía el fútbol.
Pero su mayor grandeza –redimiendo pecados- es la de ser ajustada síntesis entre la acción individual por un lado y la responsabilidad colectiva por el otro. ¡Qué excelso como modelo interpretativo de la realidad! La libertad en dimensión dual y excluyente. Se es puntero, volante o half libremente para ensayar cualquier itinerario trasladando el balón, soslayando estrategias masificadoras. O es es centrofodward, mediocampista, o stopper libre para entregar el esférico con generosidad mutual. No obstante tal grandeza no radica en el Ser, sino en el Deber Ser, que compagina la armonización de las conductas solitarias con las gregarias. Nada son unas sin las otras como ocurre con la Vida verdad.
Claro que hay protagonistas -esclavos de alardes individuales- que jamás le prestan el balón a nadie, así violen la constructiva esencia compartida del juego. Prefieren perderlo antes que cederlo al compañero. La misma deformación con sentido inverso pasa por sus antagonistas de conducta, la cofradía del extremo cooperativismo, anquilosados en el arnés de la disciplina totalitaria, e impedidos de encarar aunque sea una vez la rebelión del talento mediante la voluptuosidad creativa de una finta clamorosa fuera del obsesivo libreto impuesto por el Entrenador, función que los desespera, ahoga y encarcela por la inercia de la rutina socializante. Son capaces de llegar a la puerta del gol sin animarse a cumplir el objetivo final, el gol, reiniciando todo con un pase atrás…
No me gusta ninguna radicalización.¿Para qué la gambeta reiterada y perniciosa que es hipnosis de la libertad pues en su acción somnífera se le castigará frente al abuso con un contraataque fulminante del rival agazapado que espera la chambonada? ¿Para qué el tupido rococó del ensamble lateral y soso, inicuo, cautivo de una mediocridad con vasectomía, castrada la exultante imaginación personalista de molde irrepetible? Ni éste, ni aquélla.
Vale la noción de los tiempos psicológicos para actuar de una manera o de la otra en la admisión de las formas equilibradamente concertadas. No en la de su degeneración inconducente. Es que un partido ofrece momentos claves para la elección de las secuencias y sus opciones, cuestión que los estilos se rechacen o entren en apto maridaje progenitor. Lo peor que puede ocurrir es que no se acompasen los instantes cruciales y la elección de los procedimientos sea la incorrecta. El gol de Alcides Ghiggia fue un monumento de fantasía personal. El de Juan Alberto Schiaffino , presea del corporativismo. Ambos asentados en un dominio anímico creciente, ese componente misterioso, inasible, arcano, susceptible de variables, sensible al ventoso giro de la veleta futbolera que ora pone brisas motoras en la casaquilla, o si así lo quiere trae la calma chicha, anuncio de tempestades inmediatas, que agotará el ardor de la pujanza militante del volante y algún zaguero adversario y timorato.Es el equipo o un comandante el que debe advertir de las versatilidades. Uruguay los tuvo a un mismo instante cósmico y por eso estampó la mayor hazaña futbolística en la historia de todos los Mundiales FIFA. Frente a las inclemencias del vivir ¡qué viva un comandante, qué viva el equipo, qué se ajusten individualidades y corporaciones a igual cadencia, a una misma sintonía, valerosa y creativa!
CELEBRE CANCION DE APERTURA DEL MUNDIAL ITALIA 1990
- Un’estate italiana
[Gianna Nannini-Edoardo Benato]
Italiano (version original)
Forse non sara’ una canzonea cambiare le regole del giocoma voglio viverla cosi’ quest’avventura senza frontiere e con il cuore in gola
E il mondo in una giostra di colorie il vento accarezza le bandiere arriva un brivido e ti trascina viae sciogli in un abbraccio la follia
notti magiche in seguendo un goal sotto il cielo di un’estate italiana
E negli occhi tuoi voglia di vincere un’estate un’avventura in piu’
Quel sogno che comincia da bambino e che ti porta sempre piu’ lontano non e’ una favola-e dagli spogliato i escono i ragazzi e siamo noi Oh oh oh oh…notti magiche in seguendo un goal sotto il cielo di un’estate italiana
E negli occhi tuoi voglia di vincere un’estate un’avventura in piu’
notti magiche
Idioma Español
Tal vez no será una canción
a cambiar las reglas del juego
pero quiero vivirla así
esta aventura
sin fronteras y con el corazón en la
garganta
Y el mundo en una pelea de colores
y el viento acaricia las banderas
llega un escalofrío y te arrastra
y se desata en una abrazo la alegría
noches mágicas
y siguiendo un gol
bajo el cielo
de un verano italiano
Y en los ojos tuyos
ganas de vencer
Un verano
una aventura más
Aquel sueño que comienza de
Pequeño
y que te lleva siempre más lejano
no es una fábula
-y de los vestuarios
salen los jugadores y estamos nosotros. Oh oh oh oh….
Noches mágicas
y seguiendo un gol
bajo el cielo
de un verano italiano
Y en los ojos tuyos
Ganas de vencer
un verano
una aventura más.
Noches mágicas

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