viernes, 28 de septiembre de 2007

Como en el setiembre de Rodó,Liberalismo versus Jacobinismo.

José Enrique Rodó: "La intolerancia jacobina solo ve enemigos"




Por décadas funcionó en el Hospital Regional “Dr.Zoilo A. Chelle” de Mercedes una Comisión de Apoyo a la gestión hospitalaria. El grupo de extracción política pluralista fue laico y archivó siempre divisas pues fue una sola la que embanderó sus fieles propósitos. Servir en la intermediación filantrópica y asistencialista de la sociedad con su principal casa terapéutica.
De sus logros permanentes queda una decorosísima arquitectura sanitaria e instrumental para-médico de avanzada que, en ciertos ordenes, iguala, en otros empareja y, aún, supera en ocasiones los de las organizaciones privadas similares por sus cometidos salutíferos.
La actual Comisión- mucho integrantes casi vitalicios ya en el ejercicio de sus fructuosos cargos que coincidieron con gobiernos blancos y colorados- renuncia como corolario de múltiples fricciones y ausentes relacionamientos con el cargo político del actual Director en estos tiempos de Frente Amplio.
El ahora ex presidente Sergio Guastavino censura al médico por actuar con prejuicios proselitistas , dominantes en la percepción partidaria del galeno como para haber interpuesto soledades interferentes en la coordinación de quienes estaban en lo mismo, aunque desde bastiones distintos de un mismo cantón, unos por amateurismo de solidario compromiso social y otro, el funcionario, por razón contractual.
Así lo creo yo.

A principios del siglo pasado – setiembre de 1906 y de ello ya han pasado 100 años- José Enrique Rodó iniciaba una polémica con el Dr. Pablo Díaz respecto a una propuesta de un vocero del gobierno de la época que exigía el retiro de los crucifijos de todos los Hospitales del Estado.
Ahora “retiran” o "renuncian"a laicos, seguramente para sustituirlos por afinidades de simpatías políticas, disposición de un Gobierno que tiene mayoría absoluta en las Cámaras y que todavía no ha constituido los entes de la Administración descentralizada con la nominación racional de minorías de contralor.
Nuevamente Liberalismo contra Jacobinismo.
Rodó y Díaz eran liberales, pero la porfía del lejano ayer que evocamos tomaba en este el acento de defensa de una actitud referida a la esfera religiosa; en tanto el autor de “Ariel” priorizaba los aspectos doctrinales con un más acendrado plano filosófico.
El Dr. Díaz, por enfermedad de su padre, que luego falleció, no siguió el ritmo de las alternativas en las réplicas al rival, terminando por abstenerse. Rodó quedó solo en una porfía por aquellos albores del siglo veinte, testimonio de guerras civiles entre blancos y colorados; de las pulsiones generadas ante las migraciones europeas al país ; y el asentamiento a través de ellas del fundacional socialismo marxista.
Finalmente se llegó a un cordial entendimiento de respetos mutuos y caritativos, algo así como lo que ocurrió en años más recientes al permitirse asentar en Tres Cruces de Montevideo la Cruz del papa Juan Pablo II donde consideraciones de 1906 tuvieron cierto renacimiento al estilo del viejo debate.
Otro Setiembre.-Sin tantos vuelos de fina intelectualidad, con otros componentes de atrofiada política, el contencioso análogo de 1906 reapareció en Mercedes en 1996 cuando la Honorable Junta de Soriano, jaqueda por las circunstancias, impide que en un predio deportivo del Estado se patrocine de “Interés Departamental" la erección de crucifijos del Gran Resucitado.
Los argumentos esgrimidos fueron divergentes en sus contenidos por los expositores desde las sillas curules, aunque se unificaban en una misma devoción prohibitiva.
Sería buenos volver a la lectura parafrásica de Rodó. A ella vamos,pues, cuando ocurren estos excesos y fanatismos:
-“Si la intolerancia ultramontana llegara un día a ser Gobierno,¿ mandaría retirar de las escuelas públicas el retrato de José Pedro Varela?
La intolerancia jacobina incurre en una impiedad y solo ve enemigos”.

¡Y Dale Nuevamente con Setiembre!Y en este setiembre de 2007, los anteriores fueron de 1906 y 1996, el jacobinismo crea las condiciones para imponer sus atributos vocacionales de arnés . Se olvida de lo que le pasó a su ícono Maximiliano Robespierre. Y enferma de amnesias clausurando la sabiduría premonitoria del bíblico Eclesiastés: Oh! Vanidad de Vanidades...que todo tiempo volverá....

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